sábado, enero 27, 2007

Las palabras empringadas y el decir

El primer problema del pensar es ese pringue que envuelve las palabras. Un pringue de valores, de valoraciones. De historias, de la historia. De lugares, de personas. Se lanza una palabra y se sueltan los perros rabiosos del sentido. Probablemente sea este un problema propio del pensamiento encasillado, el cual encuaderna las palabras y no se acuerda muy a menudo de ellas. Las palabras están para gastarlas. Pero cuando realmente hacen falta. Malgastarlas las desgasta y luego valen muy poco. Quizá por ello hable yo tan poco y tanto sin decir nada, creyendo que esto es un decir algo. Tengo además la creencia de que a parte de esto es posible decir algo. Esto no lo sé, sólo lo quiero o lo creo.

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martes, enero 09, 2007

Echar la culpa

Se produce un daño. Y se busca la causa. Con un solo factor causal suele ser suficiente para ahuyentar el vacío de sentido. Un motivo que resulte verosímil. Un factor posible que se pueda creer sin darle demasiadas vueltas. De lo que se trata es de echar la culpa a algo. Aunque es aún mejor cargársela a alguien.
¿Han probado alguna vez esta forma de conocimiento? Produce una perversa y retorcida mueca de placer.