domingo, diciembre 04, 2005

El voyeurismo, fetichismo sonoro y demás supersticiones desmedidas en forma de fe, valoración o creencia que se dan en las líneas curvadas de la literatura, nos gusta mirar. El narcisismo morboso de la consciencia que puede verse y reconocerse. Se sigue un troceado más o menos metafórico más o menos necesitado de tierra firme y estómagos llenos. El primero es circular y se mira la cicatriz redonda de su ombligo, el segundo cae del lado de lo medido por los relojes de arena y sus dosis de esperanzas y anhelos. Se dan unos pasos y no otros, y la consideración a priori de esto es una tautología o creencia mística. Sin embargo la epistemología y el movimiento de las piernas se basa en la consideración de que unas creencias están más justificadas que otras. Y la literatura tan solo se ocupa de la burla hamletiana en el canto del principio aristotélico de no contracción, le enseña su cara de póquer.